En “Cuanta tierra necesita un hombre”, cuento de Tolstói (su mejor, según los expertos), el poeta ruso relata la historia de Pajom y su mujer, y de cómo un potentado de los valles al pie de los montes Urales, vendía tierra a 1000 rublos por jornada, esto es, toda la tierra que puedas recorrer a pie de sol a sol. Una rapaz ambición empuja a Pajom a correr por 14 horas la estepa y llegar justo a tiempo a la marca, pero pierde la vida en ello, cayendo muerto al llegar.
La enseñanza es poderosa: Demasiado de algo suele ser dañino, en sí mismo en primer lugar, pues el encanto se diluye pero también, por todos los costos que acompañan al llegar al punto de cualquier “demasiado”, sea lo que fuere.
Para vivir con 50,000 pesos al mes, una pareja en sus años 60´s, planeando por 20 años hasta su muerte, incluyendo seguros médicos, manutención y dos cruceros al año por el caribe, requieren 350,000 dólares en el momento de su retiro invertidos al 7% anual, que no es una tasa demasiado alta.
Un hombre de clase media con estudios universitarios y de posgrado, que comienza su carrera con 24,000 pesos al mes en México, que recibe los aumentos de sueldo en su trabajo consistentes con alguien tesonero e industrioso, que ahorra de forma disciplinada el 15% de su sueldo mensual, sin tomar en cuenta herencias ni golpes de suerte extraordinarios, sino rendimientos promedio de 8% anual en dólares, logra a sus 65 años una riqueza total de un millón de dólares, restando una inversión en su casa de digamos 200,000 dólares y otro tanto de los coches adquiridos durante su vida, y se queda con 600,000 dólares para vivir con su pareja por 20 años, con mucha holgura, el equivalente a 85,500 pesos al mes (aquí captamos a un 25-30% de la población en las grandes ciudades, según el INEGI las clases C+, B y A).
Hombres y mujeres de la clase C y C-, que ganan entre 15,000 y 30,000 pesos al mes (un 40% de la población de grandes urbes mexicanas están así), son un ejemplo de parejas que retiradas, habrían ahorrado lo equivalente a 150,000 dólares después de casa y coches al llegar a sus 65 años. Ellos habrían empezado su carrera ganando 6,000 pesos mensuales el día de hoy y con tesón habrían logrado lo dicho arriba.
El famoso cantante Julio Iglesias tiene una riqueza total de 300 millones de dólares; Tom Cruise y Tom Hanks, los super famosos y exitosos actores de Hollywood, tienen 480 y 350 millones respectivamente. Paul McCartney el icónico Beatle tiene 1,200 millones de dólares así como la autora de los libros de Harry Potter y Oprah, la reina de “showbiz” en televisión, junta 3,000 millones de dólares.
Hace unos años, cenando con un editorialista de este diario, me sugirió sin demostrar pruebas, que llegó a sus oídos la cantidad de 1000 millones de dólares, como la cifra que se habría llevado sin ser suya, un gobernante de un estado del norte de México, uno que colinda con Tamaulipas y Coahuila. Este gobernante de tiempos recientes, habría apadrinado a su sucesor, quien se estima se llevó la mitad de lo del primero.
Un país pequeño como Samoa tiene un PIB anual de 1000 millones y Dominica, así como otra docena de pequeños países, tiene menos que eso. Quiere decir que este político se llevó sin trabajarlas, riquezas mayores a las de países enteros? Quiere decir que ahora tiene sin gran esfuerzo más que los grandes actores y literatos? Será verdad que tiene casi lo mismo que algunos de los Beatles?
Hay unas 3,500 personas (y sus familias) en México con más de 30 millones de dólares de riqueza invertible (un 0.008% de la población) y unos 80,000 con más de 1 millón de dólares de riqueza (un 0.29% de la población). Hay también dentro de todos ellos, unas 25 a 30 personas con más de 1,000 millones de dólares invertibles, de acuerdo con cifras publicadas cada año por Boston Consulting Group. Es este político uno entre ellos? Que se hace con una cantidad así? Para que tanto si se puede vivir de manera extraordinaria con medio millón de dólares de ahorros como pensión, y sólo con llegar uno todos los días a las 8:30?
Los políticos en tiempos modernos parecen ser más atrevidos, la impotencia de los ciudadanos aislados les estimula. Pero hay un costo en ello: Este personaje irá envejeciendo enjuto y encorvado como un tres, pues el repudio de su pueblo le quebrará los lomos; por su lado, el pueblo terminará por estallar, como en otros lados ha ocurrido.
Concluye Tolstói con las palabras de Pajom casi al final del cuento, con la marca a la vista y el sol ya en sus últimos rayos del día: “Tengo mucha tierra, pero quien sabe si Dios me dejará vivir en ella”.
Escrito por Jorge Arturo Martínez González, CFA originalmente publicado en el periódico Reforma.